Recomendaciones sobre lactancia materna en madres con COVID-19
Partiendo de la premisa de que la lactancia es la mejor alimentación para el recién nacido, no hay datos suficientes para hacer una recomendación en firme sobre el amamantamiento en el caso de mujeres infectadas por COVID-19.
El documento técnico “Manejo de la mujer embarazada y el recién nacido con COVID-19”, realizado por el Ministerio de Sanidad, afirma que en hijos de madres con infección por COVID-19 durante los primeros 14 días, a la luz de los datos disponibles, parece aconsejable no amamantar, aunque puede administrarse leche materna en una taza y/o con una cuchara limpia o mediante biberón, siguiendo en todo momento las medidas de prevención de la infección. A partir de los 14 días de vida, según el resultado de la PCR de COVID-19 en el niño, debe considerarse de forma individual cada caso.
En dicho documento, basándose en la experiencia de China y en el documento de consenso chino para la prevención y el control de la infección perinatal por el SARS-CoV-2 y dado que la transmisión vertical a través de la leche materna no puede ser descartada, se desaconseja la lactancia materna tras el parto en hijos de madres en investigación o con infección confirmada por SARS-CoV-2 hasta que se confirme que la madre y la leche son negativas.
La Sociedad Italiana de Neonatología apuesta por facilitar la cohabitación y la lactancia materna en madres con infección confirmada asintomáticas o pseudosintomáticas. Únicamente consideran la separación en casos de madres sintomáticas con infección confirmada o probable, hasta la obtención de los resultados de las muestras (de la madre y/o el recién nacido), y en esos casos manteniendo la alimentación con leche materna extraída sin pasteurizar.
Es recomendable, para evitar la pérdida de la lactancia, que la madre se extraiga la leche hasta que el niño pueda amamantarse. En los hospitales que dispongan de banco de leche materna se recomienda administrar leche donada, especialmente en niños prematuros.
Los CDC americanos recomiendan para casos de madres que realizan lactancia fuera del periodo postnatal inmediato y que se infectan o hay sospecha de infección por el SARS-CoV-2, extremar las medidas de aislamiento (higiene de manos, mascarilla facial) para amamantar al neonato durante el periodo de separación, o bien hacer una extracción de la leche tomando las máximas precauciones de aislamiento (higiene de manos y mascarilla) y que ésta sea administrada al neonato por un cuidador sano. El extractor de la leche deberá limpiarse después de cada extracción con los desinfectantes adecuados.
El posicionamiento de la IHAN afirma que la lactancia materna ofrece protección al lactante y al niño y niña pequeños frente a las infecciones respiratorias, entre ellas el coronavirus. Se desconoce si también puede proteger frente al COVID-19. Pero se sabe que niños y niñas tienen escasa capacidad de defensa frente a las infecciones principalmente respiratorias e intestinales. Las defensas que la madre fabrica en respuesta a los virus y bacterias de su entorno (inmunoglobulinas, células y otros factores) pasan a través de la leche al bebé que puede así defenderse adecuadamente de estas infecciones. Desde el nacimiento hasta alrededor de los 3 años el sistema inmune solo está completo si se acompaña del amamantamiento (Turfkruyer 2015). Cuando madre e hijo pasan juntos muchas horas al día, su ambiente y los virus que los rodean son similares y las defensas de la leche materna protegen al bebé con mayor eficacia. Dado que la enfermedad descrita en neonatos y lactantes es leve y no se transmite por la leche ni por la piel y los datos de los que se dispone en la actualidad, los beneficios conocidos de la lactancia materna superan con mucho los posibles riesgos de suspender lactancias ante la COVID-19.
Si el contagio de la madre lactante sucede tras el parto, se recomienda la mantener y fomentar la lactancia materna, favoreciendo así el paso de anticuerpos al niño. Mantener la lactancia es probable que disminuya el impacto clínico de la enfermedad en el lactante, como en otras infecciones respiratorias, como la gripe.
No es preciso pasteurizar la leche extraída antes de administrarla al neonato.
En recién nacidos prematuros ingresados, se debe utilizar leche de banco.
La decisión final sobre el tipo de alimentación del recién nacido deberá consensuarse entre la paciente y el equipo tratante, en base a los conocimientos científicos de cada momento y el estado de salud de la madre y el recién nacido.
Bibliografía
- Documento técnico: Manejo clínico de pacientes con enfermedad por el nuevo coronavirus (COVID-19). Ministerio de Sanidad. 18 de Febrero de 2020.https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov-China/documentos.htm
- Qi Lu, Yuan Shi. Coronavirus disease (COVID-19) and neonate: What neonatologist need to know. doi: 10.1002/jmv.25740
- CaiJiehao, Xu Jing, Lin Daojiong et al. A Case Series of children with 2019 novel coronavirus infection: clinical and epidemiological features. Clinical Infectious Diseases, ciaa 198. https://doi.org/10.1093/cid/ciaa198
- Interim Guidance on Breastfeeding for a Mother Confirmed or Under Investigation For COVID-19. CDC. Consultado 06/03/2020: https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/specific-groups/pregnancy-guidance-breastfeeding.html
- Pérez, M.D., González L.J. 2020. Efectos del SARS-CoV-2 sobre el embarazo y parto. Bilbao, España: Salusplay. Disponible en https://www.salusone.app/explora/descargas/efectos-del-sars-cov-2-sobre-el-embarazo-y-parto—isbn-978-84-16861-95-8 Con acceso el 28-3-2020